Hoy fue una de esas noches en las que, definitivamente no me sentía con ganas de hacer nada al volver a casa del trabajo. La jornada había sido extenuante hasta el último minuto y me sentí agotado tanto físicamente como mentalmente para cuando el reloj dio las 9 de la noche, la hora de salida. Lo último que quería hacer era arrastrarme hasta el sótano para entrenar. Para empeorar las cosas, Lauren (mi esposa) estaba sentada en el sofá viendo "The Big Bang Theory" y quería que yo fuera a acurrucarme junto a ella (debo admitir que no era una oferta fácil de rechazar).
En realidad, lo considere por medio segundo, y pensé que tal vez podría levantarme temprano y entrenar en la mañana antes de ir al trabajo, pero de inmediato me di cuenta que yo ya sabía lo que tenía que hacer. No me importo lo pesimamente mal que me sentía, o todo lo que había pasando durante el día; sabía que la única manera de alcanzar mis metas es dar todo lo que tengo cada día. Obviamente quedarme acostado en el sofá no es parte de esta ecuación. Así que arrastré mi cansado cuerpo abajo por las escaleras hasta mi gimnasio-calabozo y di ese esfuerzo que se requería de mí parte esta noche. Al terminar, me puse a preparar mi última comida del día, a pesar de que lo que quería en realidad era meterme a la cama junto a mi bella esposa. Por supuesto, estos son pequeños sacrificios, pero debo de enfrentarlos a diario para mantenerme en el camino que me conduce hasta mis metas.
Ahora es casi la una de la mañana y estoy terminando la última porción de mi comida necesaria para el día (esta semana empecé mi dieta pre-competencia) mientras estoy sentado aquí escribiendo estas líneas. Doy un bocado a la comida y luego un trago de agua para poderla tragar más fácilmente. La comida es suave y seca y aún no he avanzado tanto en mi dieta como para que mi apetito se vuelva feroz. Una vez más, hago esto porque sé que es lo que mis metas requieren de mí para llegar a ellas.
La gente que no es como yo a menudo suele preguntarme cómo es que me las arreglo con tan pocas horas de sueño y cómo es que realizo estas cosas día tras día. Ellos realmente no lo entienden... y mis explicaciones no parecen llevarlos a ver las cosas desde mi punto de vista. Así como con frecuencia afirman que nunca podría hacer esto, siempre inventan excusas de por qué ellos están en lo correcto. Cuando les hablo de cosas como entrenarme a pesar de lesiones graves, el entrenar mi cuerpo para que soporte el dolor, y algunas otras cosas realmente locas que he hecho y seguiré haciendo, veo en sus ojos una mirada perpleja y es en ese momento cuando me doy cuenta de lo diferente que soy de la mayoría de las personas en este mundo. A menudo me siento como si estuviera hablando un idioma extranjero, y me es casi imposible comunicar lo que pasa en mi mente.
Me he dado cuenta de que la mayoría de las personas en el mundo (o al menos en este país) sufren de debilidad y de incapacidad para obligarse a hacer las cosas que son necesarias para conseguir esas cosas que le gustaría tener en la vida. Para mí, el dolor de no lograr lo que me propongo hacer es mucho mayor que el dolor de soportar hacer lo que se requiere para alcanzar esas metas. No se me ocurre nada peor o más doloroso que darme por vencido y no llegar nunca a las cosas que realmente deseo. Es este miedo al fracaso lo que a menudo me impulsa, y supera por mucho el dolor que provocan la disciplina y el sacrificio.
Mi actitud no es del todo única. Este mismo nivel de disciplina y sacrificio se da en todo el mundo y no solamente en el atletismo, sino además en el mundo académico, negocios y muchas otras actividades en que la gente se apasiona. Si nos fijamos en alguien extremadamente exitoso en su área elegida encontraremos no solamente un nivel de disciplina muy similar, sino también un grado casi idéntico de sacrificio. En pocas palabras, esto es lo que está obligado a hacer cualquiera que desee separarse de las masas, ya que si alguien quiere lograr más que la mayoría, debe estar dispuesto a sufrir más que la mayoría. Esta es una ideología que yo acojo de buen grado, y si tú te encuentras dentro de esa minoría que quiere ser más que el promedio... debes de hacerlo también.
Matt Kroczaleski, levantador de pesas profesional.
Tomado de su pagina (aquí) y traducido al español por Nicolas Romero.