Como ya habrán notado queridos parroquianos, este pasquín es mi segundo intento por tener un blog. Así que los invito a que vean a mi precioso, deforme, desolado y mutilado primer hijo: ¡El primer Fecal_Mater!
Lo se, lo se… el blog es algo triste, pero era el comienzo. Ahora me hace gracia haber puesto “Ecce Homo” bajo el titulo, lo admito, era mi época de culto a Nietzsche.
Ahora me reclamaran: ¡Pinche Nicolás! ¿Por qué abandonaste a su suerte a tu blog primogénito? ¿Por qué eres tan cruel? ¿Qué hizo el pobre para merecer tu despecho y abandono cuando apenas tenía unos meses de vida? La humillante triste respuesta es que el equipo de neuronas materiagrisáceas encargado de recordar el nombre de la cuenta de Gmail (recalco, EL NOMBRE) murió, en una de esas noches de desvelo leyendo bebiendo como cosaco y fumando como locomotora, o por algún golpe repentino… el caso es que mi mente solo conservo la contraseña, (cosa simple tratándose del número cuatro tecleado cuatro veces seguido de la palabra “cuatro”). Pero una contraseña sin cuenta es tan útil como una bala sin rifle, a menos que seas Hannibal Lecter…
Así que, habiendo olvidando el nombre clave de mi primer hijo, no pude volver a atenderlo.
En fin, el antiguo Fecal_Mater quedara flotando en la “blogosfera” (¿quién fue el energúmeno que invento esa palabra? ¿Por qué no ha sido crucificado?) como una capsula del tiempo de uno de mis fracasos más divertidos. Solo me arrepiento de haber subido el cuento de “Un Día de Pinta”, debí de haberlo guardado para un medio económicamente más redituable y menos hijo de puta que el internet, donde todos pueden manosear y desnudar mi obra a su sucio y primitivo criterio… en fin, visto de otro modo, quizá le ayude… uno nunca sabe…
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