domingo, 14 de marzo de 2010

Enfermo Sueño Punk en Brasil…

El haber visto un documental del punk en Brasil debió haber dado como resultado este trozo de locura cerebral que contemple mientras dormía una noche, hace como 2 semanas.

Todo ocurría en una sala de concierto, la cual estaba extrañamente ubicada dentro de un gran parque de diversiones, una especie de Disneylandia, lugar interesante para un concierto de punk.

Recuerdo al público. Todos lucían como punks de la vieja escuela, pelos parados, camisas rotas, estoperoles y algunas pocas chamarras de cuero, como se trataba de Brasil, había unos cuantos punks negros entre el público. Olvide mencionar un detalle, todo lo que acontecía en el sueño yo lo grababa con una cámara de video, así veía pasar frente a mí a los asistentes, todos los cuales parecían muy contentos de estar ahí. ¿Quién iba a tocar? No tenia idea.

Me llamo la atención un grupo de chavas, todas ellas punks y hermosas (hey, era mi sueño) que parecían estar pasándolo muy bien. Una de ellas de repente grito algo así como los cantos que se escuchan en los videos del carnaval en Brasil. Al escuchar el grito, las demás punks voltearon a verla, y respondieron con la misma tonada, todas al mismo tiempo. Y entonces empezaron a sonar los tambores, y una parte del público se puso a bailar. Era una mezcla de los cantos del carnaval de Rio-Samba-porra de futbol, no sé cómo pasar al papel esa canción, ese sentimiento, fue algo hermoso, pero a la vez poderoso escuchar cantar a toda esa gente y verlos bailar con tanta energía. Supongo que debió de haberse basado en alguna de las canciones que escuchaba en clases de capoeira. Eran como una gran tribu, bailando un hibrido de samba-slam. Todo era alegría, sudor y felicidad.

Antes de que empezara el concierto, decidí salir a dar una vuelta para ver lo que ocurría afuera. Llegue a la única entrada (y por lo tanto única salida) de la sala, donde tres militares montaban guardia. Y pude ver que afuera había gente tratando de sacar a los punks, pero no de una manera violenta, más bien era como una invitación a salir al parque de diversiones, de integrarse al resto de la sociedad. Recuerdo que había una reportera muy similar a una conocida mía, linda por cierto. Pero para evitar futuras demandas, no diré su nombre, solo diré que es muy estúpida, aunque guapa; el caso es que trataba de convencer a los punks brasileiros a que abandonaran la sala de conciertos y salieran al parque, a divertirse como gente normal, fuera de ese mugre agujero. Mientras esto ocurría, los militares se mantenían firmes, pero no amenazantes, aunque en su cara se veía que usarían cualquier pretexto para madrearse a algún asistente, aunque en parte no podían porque afuera estaban todos los medios de comunicación, radio, prensa y televisoras. No sé si tratando de cubrir la apertura del nuevo parque de Diversiones o del concierto.

Recuerdo haberle preguntado a un tipo:

_“¿Que se creen esos tipos?, ¿por que tratan de sacarlos?”a lo que él me respondió

_“Quieren cambiarnos, pero no podrán”.

_“Algunos ya salieron” le dije.

_“Ellos no eran de la banda” .

_“¿Qué Banda?

_“La que dominaba esta zona, donde construyeron el parque, antes éramos muchos, y poderosos, pero nos fuimos debilitando, el jefe se fue y ¡míranos! Quinientos de nosotros no pueden hacer frente a tres soldados”.

_“¿Y a donde se fue el jefe?”

_“Lejos”.

_“¿Y volverá?”

_“El nos lo prometió, y no era hombre que diera su palabra en vano”.

Asombrado por sus palabras, decidí salir a ver que ocurría en el parque de diversiones, donde la gente se divertía sin tener idea de lo que ocurría a unos pocos metros. Frente a donde estaban los punks, la reportera y compañía seguían intentando sacar a los punks, antes de que empezara el concierto.

En ese momento, no sé por qué, recordé que con la cámara, además de grabar, podía (oh sorpresa) adelantar la cinta y ver lo que ocurría en el futuro. Así que, decidí adelantar un poco, para probar cómo funcionaba mi maravillosa cámara. Recuero que adelante tan solo unos pocos minutos, ocho o diez, pero eso fue suficiente.

Lo que vi no era el parque, era más bien como un callejón que doblaba en una calle abandonada. Primero vi a dos gentes doblar bruscamente la esquina, corriendo, rumbo a la calle, aterrorizados. Después salieron otras dos más, luego tres, y me pregunte ¿de que corren? Mientras me preguntaba esto, una música comenzó a sonar, no sé como describirla, daba una atmosfera terrorífica, como la del principio de Jaws, pero con un sonido mas al principio de Endless Namless (pero versión Radio Apearence 1991, más densa, pesada y maldita), y vi salir cientos de maleantes, unos punks, otros con el pelo largo, armados con piedras, palos, cadenas y machetes, todos corriendo furiosos, sucios, destruyendo carros a su paso, rompiendo vidrios y apedreando a todo aquel que se les atravesara. La columna de rebeldes parecía no tener final, todos parecían poseídos. Mientras todo ardía, la música comenzó a sonar más fuerte. Entonces los vi aplastar gente, otros lanzaban bombas molotov a las casas, algunos más incendiaban autobuses y patrullas. Tarde un poco en darme cuenta de que eso ocurría justo en la entrada del parque. Dios pensé, toda esta gente va a morir sin remedio, en unos minutos, este lugar va a arder.

No lo pensé más, y salí corriendo rumbo a la salida. Ni siquiera pensé en intentar avisar a la gente, no tenía sentido, nadie me creería.

El sueño se convirtió en pesadilla, y el pánico se apodero de mí. En ocho minutos, toda esta gente, todos estos niños, todos, van a morir. La culpa no era totalmente suya, ninguno lo sabía, los que lo construyeron el parque de diversiones no les dijeron que antes aquí había un vecindario habitado por una banda de punks.

Tropecé con la reportera mientras me abría paso entre la gente. Alcanzo a gritarme “¡A dónde vas muchacho!” Ella, obviamente, no sabía que iba a morir. No tenía tiempo que perder. Comencé a correr por el parque, vi a los niños y a sus padres, algunos abuelos acompañando a sus nietos mientras hacían fila para los juegos mecánicos. Tontos, pensé, pudiendo haberse quedado en casa…

En eso, repentinamente, desperté sudando frio, de golpe, mientras en mi estéreo sonaba “Endless Namless”. Eso es lo que recuerdo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

creo que tuviste una sobredosis de nirvana

Pankdemia dijo...

Quien pudiese soñar de una forma tan cinematográfica!